Economía del comportamiento para afrontar la COVID-19

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La covid-19 se ha visto como una enfermedad que viene produciendo un abanico de problemas para la humanidad tanto a nivel económico como de salud. En esta última, se concentran diversos temas respecto a lo que la población conoce de la enfermedad, las maneras de prevenir y cuidarse de ella y, en especial, los avances científicos que surgen para contrarrestarla. La vacuna, como una de ellas, surge como una de las grandes alternativas para contrarrestar dicha enfermedad.

Sin embargo, al ser un tema cuya base corresponde principalmente a la científica, choca con el nivel de información que se tiene de la misma. Si el nivel de desinformación es relativamente alto entre la población, es muy probable que no haya las condiciones de acceso a información suficientes como para hacerles cambiar de opinión. Así, estamos ante un problema de información incompleta. En este punto, los gobiernos deberían buscar promover la adopción de una vacuna segura contra la enfermedad. Para ello, una de las principales herramientas está en torno al diseño de una campaña de comunicación que muestre los beneficios de la vacunación.

Qué podría hacer un gobierno si en caso existiera un creciente rechazo a la vacuna entre la opinión pública (alrededor del 30 a 50% parece reacia a ponérsela) y así contrarrestar el rechazo y promover que las personas estén más dispuestas a vacunarse?

En primer lugar, se da cuenta del rechazo de un sector importante de la población a la administración de la vacuna. En este sentido, no sería adecuado desde el punto de vista logístico contar con una gran cantidad de vacunas en base a la posibilidad latente de que una gran cantidad de aquellas se vuelvan inútiles ya que no se utilizan inmediatamente o pierdan su efectividad por las condiciones en las cuales estén guardadas hasta el momento en que sean administradas.

Por ello, una campaña de información se hace necesaria. Así, soluciones tales como enviar mensajes de texto por parte de las instituciones gubernamentales y poner anuncios con frases referentes a los beneficios de la vacunación en lugares altamente concurridos, léase supermercados, mercados o avenidas, serían importantes en cuanto a difundir los beneficios de la vacunación. Además, aquellos deben contener información clara y sencilla, como gráficos y datos estadísticos, de los beneficios que produce la vacunación en la población en países que ya están empezando a administrarla 1.

Cómo mediríamos el impacto de la campaña de comunicación?

Una estrategia importante, aunque polémica desde el punto de vista ético, sería realizar una evaluación controlada aleatorizada, en la cual se evalué a dos grupos de personas con características muy similares, siendo que un grupo recibe los mensajes y otro que no. La idea sería que, si el grupo que recibió los mensajes, después de un periodo, muestra predisposición a vacunarse de manera significativa frente al otro, tendríamos evidencia de que la estrategia fue efectiva. Sin embargo, sería polémico que un grupo reciba información antes que otro, lo cual puede ocasionar ventajas de un grupo frente a otro en términos de inmunidad frente al virus.

En conclusión, eliminar barreras, en este caso informacionales, se hace necesario antes que siquiera empezar a administrar las vacunas. Esto a fin de hacer más efectiva y eficiente la vacunación en términos de costos y tiempo. Campañas informacionales de tipo costo-efectiva como la transmisión de mensajes usando aplicaciones digitales altamente usadas sería una estrategia óptima a nivel de implementación. Sin embargo, habría que tener cuidado en la forma de obtener evidencia de los resultados, ya que estos podrían comprometer y derivar en situaciones no deseadas.

  1. Scartascini C. et al. (2020). La economía del comportamiento puede ayudar a combatir el coronavirus. Banco Interamericano de Desarrollo